Viernes sin Máscaras: No es "paciencia", es MIEDO
Y el miedo es una brújula a la que a veces no nos gusta mirar
¿Alguna vez tuviste muchas ganas de hacer un viaje y lo pospusiste diciendo “tengo mucho trabajo, mejor después, al fin que *coloca el país o ciudad que quieras* no se va a mover de ahí”? Algo así me pasó hace un par de días. Pero no hablo de Marruecos, Punta Mita, India o Japón, sino de mi vida no vivida aún.
Me explico mejor. Estábamos en la sección de preguntas y respuestas después de una muy enriquecedora plática con Eloisa Wolf –experta y consultora para Negocios Digitales y Youtube– y, cual grupie en proceso de iniciar con la creación de contenido, le pregunté en qué nivel tendría que estar para llegar al punto en el que hiciera sentido pedir apoyo de alguien como ella. Detrás de mi pregunta había una sutil petición de recomendaciones sobre los primeros pasos que hay que dar para ser una creadora digital escuchada o vista por millones de personas, pero mi manera de formularla me llamó la atención horas después. Palabras más, palabras menos, dije “varios de aquí saben que estoy emprendiendo en este camino de la generación de contenidos; quiero ayudar a la gente en un esquema más B2C y sé que puedo compartir mucho, pero lo haré con calma, no tengo prisa porque sigo con mis consultorías B2B, bla bla bla”
Eloisa, quien es una de las increíbles personas que conocí en Wealth Mastery hace unos meses, fue sumamente generosa al compartir conmigo y con los demás recomendaciones claras y muy valiosas para emprender en este camino de la generación de contenido relevante para las audiencias. Una de sus recomendaciones más enérgicas fue la de leer La Guerra del Arte de Steven Pressfield. Lo dijo con tanta pasión que en ese momento abrí Amazon y pedí el libro directo a mi Kindle para iniciarlo de inmediato. Una de las primeras frases con las que me topé en el Prólogo de Robert McKee se sintió como cuando tomas aire después de aguantar la respiración debajo del agua por un tiempo prolongado:
“Cuando la inspiración entra en contacto con el talento, da a luz a la verdad y a la belleza”
–¡Sí, esto estoy buscando! Verdad y belleza; inspiración y talento– Me dije a mi misma. Y recordé que el objetivo de haber iniciado este espacio es el de mantenerme inspirada, explorar mi talento, entender cómo puedo servir. Me sentí bien al pensar que estoy dando pasos en ese camino, pero al mismo tiempo apareció un auto reproche por estar cómoda con la creencia de que sea un “camino alternativo”, sin prisa, con paciencia.
¿Por qué afirmé no tener prisa? ¿Por qué quise comunicar que estoy bien mientras tanto? Así como el lugar al que has querido viajar “sigue ahí”, mis ideas también seguirán ahí, pero los días no. Postergar puede parecer inocente si se hace de un día al otro, pero tiende a ser un hábito, y es así como el cementerio está lleno de soñadores que vivieron cada día de su vida con la comodidad del “algún día”.
Steven Pressfield escribe en la primera parte de su libro –que por supuesto muy obediente sí inicié y voy por la mitad–, que la mayoría de nosotros tenemos dos vidas: “La vida que vivimos, y la vida no vivida dentro de nosotros. Entre las dos se encuentra la Resistencia”. Es ahí donde pude explicarme por qué dije no tener prisa: no es paciencia, es MIEDO. Un miedo que puede ser muy positivo si lo abrazo, si no lo ignoro. Como dice también Pressfield:
“La Resistencia se experimenta como miedo; el nivel de miedo que experimentamos equivale al nivel de Resistencia. Por lo tanto, mientras más miedo sintamos acerca de cierto proyecto, más certeza debemos tener de que ese proyecto es importante para nosotros y el crecimiento de nuestra alma. Es por eso que sentimos tanta Resistencia.”
En los últimos meses he reconectado y conectado con personas admirables. Es quizás un nuevo radar que tengo para voltear a ver a cierto tipo de individuos. Hay un patrón que observo: se reconocen en la incomodidad, con miedo; se reconocen luchando contra la Resistencia, tratando de ser constantes en la lucha pero a veces no lográndolo porque se saben humanos, y la retoman. Me identifico. Entre más visible es el camino –no alternativo, sino el más mío– más abrumador resulta y la Resistencia crece.
Y la libertad de vivir sin Resistencia empieza desde la autenticidad, sin máscaras. Por eso, repito: no es paciencia, es miedo, es Resistencia. No es paciencia. Es mi brújula.
Muy buen artículo Cris!